jueves, 14 de octubre de 2010

Gaspard Ulliel exclusive

Guapo y magnético, el actor francés se convirtió en la primera “musa masculina” de Chanel al protagonizar un filme publicitario dirigido por el gran director
estadounidense.


A sus 26 años, Gaspard Ulliel es uno de los actores jóvenes más aplaudidos de Francia, y también uno de los más seductores.
Con natural inclinación hacia el arte, de niño soñaba con ser arquitecto, pero la casualidad lo llevó a protagonizar una película para la televisión cuando aún cursaba su educación media y desde entonces sólo quiso volver a los sets fílmicos. Siguió en televisión hasta que actuó en la película “Summer things” y con esa incursión ganó el Prix Lumiére al actor promesa de 2002.
Más tarde quiso convertirse en director y estudió cine en la Universidad de Saint Denis, cerca de París. Hizo un break en los estudios para filmar “Les Egarés” y, con ese filme ganó el premio Etoile d’Or al mejor actor joven de 2004. Había aparecido en numerosas películas, siempre francesas, hasta que el destino nuevamente cambió su ruta.
La marca Chanel le ofreció protagonizar el comercial de su nueva fragancia masculina –Blue de Chanel–, y la experiencia fue inolvidable. Durante cinco días filmó en Nueva York a las órdenes de Martin Scorsese, uno de los directores que mejor ha mostrado esa ciudad y considerado uno de los grandes de la cinematografía mundial. Se filmó como un cortometraje, no un simple comercial, y el actor lo considera un honor.
El argumento –narrado en un minuto– habla de un actor joven y famoso, que se encuentra en una conferencia de prensa en la que le hacen una pregunta que lo enfrenta a los sueños que dejó en el camino. Se da cuenta que en la sala está una mujer con la que vivió una linda historia de amor en su pasado –narrada en flash backs– y ante el cúmulo de emociones enmudece. Finalmente pronuncia una frase drástica, sale del lugar y las paredes caen como un castillo de naipes...
En esta entrevista exclusiva, Gaspard Ulliel habla de todo esto...

El actor y su personaje

–¿Cómo interpretas la frase final?

–El es alguien que avanza hacia su destino, hacia su ser real, negándose a someterse a una imagen impuesta por otros. Se libera, rompe las cadenas con la forma en que los otros lo ven. Es un joven actor que se hizo famoso muy rápidamente y no se siente cómodo en su nueva situación. Es un prisionero de los medios, el público y la industria. Ver esta mujer entre los periodistas, una mujer a quien conoció en el pasado, lo sumerge en sus recuerdos. Esto lo ayuda a darse cuenta en lo que se ha convertido, o en qué se está convirtiendo, y no desea que eso ocurra. Quiere recuperar la libertad que llenó su pasado y que lo inspiraba.

–¿Tuvieron que filmar varias veces la escena en que las paredes se desploman?
–Sí, aproximadamente 12 veces. El sistema funcionó de modo brillante, y el efecto fue verdaderamente impresionante. Inclusive llegué a saltar, a pesar de mí mismo, durante la primera toma.

–¿Te identificaste con el protagonista?
–Sí, totalmente. El enfrenta problemas que yo conozco y con los que lidio: por ejemplo la fama, la imagen, establecer tu lugar y especialmente encontrar libertad artística y espiritual en una industria que a menudo se encuentra alejada años luz de estos conceptos. Esto es parte de ser actor en la sociedad de hoy; así que no tuve problema alguno desempeñando este papel. Como él, yo me he sentido atrapado luego de una pregunta para la cual no tenía una buena respuesta.

–¿Este filme publicitario de Chanel no pone la misma presión?
–No, Chanel es diferente. Es cierto que cuando la marca me ofreció el papel, consideré mucho el impacto que el mismo tendría en mi imagen. Porque con este filme me expongo al mundo entero, aunque mi fama internacional como actor no está todavía bien cimentada. Las personas que me han visto en películas podrían reconocerme, pero no necesariamente. Y aquellos que no me conocen podrían pensar que soy un modelo y no un actor. Conozco este riesgo. Pero después de todo, ¿es esto una desventaja? En esta época en la moda y el cine se interrelacionan más y más.

–Tu rol no es el de un modelo…
–No, por supuesto que no. Fui particularmente afortunado en trabajar con un prestigioso director. Y me encantó que el guión fuera de naturaleza narrativa. Es como una película de un minuto de duración.

¿Qué te provocó la filmación?
–Es un momento de ansiedad al que siempre temo, pero también lo espero con impaciencia. Ser objetivo es imposible la primera vez que uno se ve a sí mismo. Están presentes todos los recuerdos de la filmación, las ideas, las expectativas que tenía de ciertos momentos. Al inicio lo que me sorprendió fue la cantidad de material que se excluyó; algo inevitable con un formato tan breve, y me sentí un poco conmovido. Pero sabía que estaba viendo algo verdaderamente poderoso e innovador.

¿Qué cortó Scorsese?
–Excluyó algunas escenas en el Metro, en la calle, en una limusina en Park Avenue. También cortó algunas secuencias en Brooklyn y más que ahora no recuerdo. Pero eso no es importante… Uno debe aceptar los cortes en la edición, y aquí es donde se aprecia el talento (ya aclamado, después de varios Oscar) de Thelma Schoonmaker, la editora de Scorsese, que únicamente mantuvo “lo verdaderamente esencial”.

–Parece que hubieras hecho un filme épico…
–Filmamos muchas secuencias. Trabajamos cinco días intensos y todo concluyó con una velocidad impresionante. Durante la filmación, me preguntaba cómo iba a hacer él para empaquetarlo todo en un minuto.

Qué sientes al ser la primera “musa masculina” de una fragancia Chanel?
–¿Soy la primera musa masculina? No lo sabía. Me siento aún más honrado.

¿Existen diferencias técnicas obvias entre un filme publicitario y un largometraje?
–Nunca antes había participado en un filme publicitario… y tuve la impresión de haber actuado en una película. Los medios técnicos, el equipo, el ritmo de trabajo… Era todo igual a lo que estoy acostumbrado en la filmación de una película. Martin Scorsese dedicó un esfuerzo igual al que entrega durante una película; me dirigió con el mismo énfasis. Pienso que, en general, podemos decir que fue como un largometraje, excepto que duró cinco días.

¿Hay algo especial en filmar en Nueva York?
–Sí, es una ciudad con un ambiente eléctrico y el entorno es extremadamente rico; se presta muy bien para el trabajo de fotografía. Hay algo muy cinematográfico en Nueva York. Y dado que yo no vivo allá, representa algo muy poderoso para mí. Tal vez un residente no se dé cuenta de eso. Pero ahora, cuando camino por la ciudad, siempre recuerdo algo de la filmación.

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