viernes, 4 de septiembre de 2009

Lover Boys segun el New York Times


Durante el festival de Cannes de este año, la periodista americana del New York Times Style Magazine, Lynn Hirschberg, soslayó en diversas ocasiones el delicado tema del relevo masculino para el cine americano. Los profesionales del cine americano se sienten realmente preocupados por la falta de entusiasmo que suscitan sus protegidos. Faltan actores carismáticos made in USA para relevar al trío triunfador Brad Pitt- George Clooney-Tom Cruise de los años 1990-2000. Sin duda hay ciertas caras nuevas alentadoras como Jake Gyllenhaal, muy apreciado por su actuación en El Secreto de Brokeback Mountain, y Zach Braff (conocido en Francia por Garden State) pero no bastan y los profesionales americanos se ven obligados recurrir a nuevos talentos de otros países de habla inglesa como Colin Farrell (Irlanda) y Orlando Bloom (Inglaterra). Por eso, a estas alturas, inquietos, los directores y productores dirigen laz mirada hacia el relevo galo que se encuentra en plena forma. Entre los favoritos de la savia nueva figuran tres parisinos: Romain Duris, Gaspard Ulliel y Mathieu Amalric. Todos ellos gustan y convencen ya que tienen las dos cualidades que les faltan hoy en día a sus homólogos americanos: belleza pero ante todo técnica. Gracias a su carisma, su elegancia y su atractivo Duris, Ulliel y Amalric impactan la pantalla. Saben conmover al espectador con su manera natural de actuar que se inspira de la técnica del Actors’ studio americano pero que se impregna de su estilo propio y una tal intensidad que con una simple mirada, un simple gesto expresan un sinfín de sentimientos. Encarnan además de manera totalmente distinta cada uno de sus personajes lo que causa un efecto de sorpresa. Su presencia basta para dar cuerpo a una película y, por ello, hacen revivir con nostalgia a los americanos la mismísima emoción que sentían con sus propios actores hace unos 20 años : Daniel Day-Lewis en My Beautiful Laundrette, por ejemplo, cuyo candor reconoce la periodista Lynn Hirscherg en el Duris de la película De battre mon cœur s’est arrêté. Otra importante cualidad de estos jóvenes talentos que dominan cada vez mejor la lengua de Shakespeare es su falta de chauvinismo o de desprecio (o antiamericanismo) por las grandes producciones. Si se les propone algo en el extranjero, no se lo piensan dos veces: Ulliel, con sólo 21 años, participa en Young Hannibal, el episodio anterior al Silencio de los corderos, y en lo que se refiere a Amalric, Spielberg le propuso participar en su película Munich y Sofia Coppola le dio un pequeño papel en Marie-Antoinette; pero su primer gran papel lo realizará dirigido por Julian Schnabel, el cineasta newyorkino de Basquiat y de Avant la nuit. Nuestros galanes del cine francés declaran abiertamente su deseo de “hacer una carrera internacional” no sólo por cuestión de fama y glamour sino porque tienen el talento que hace falta y las ganas de aprovecharlo.

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